La categoría adecuada

Sucede muchas veces, que en algunos clubes y entidades deportivas, las diferentes categorías se ayudan unas a otras, quiero decir, cuando un equipo necesitaba jugadores, ya sea para realizar los entrenamientos o un partido, un jugador de categoría inferior asciende y complementa la posición y ayuda al entrenador y al resto del equipo a realizar las tareas. Tareas específicas para un entreno determinado o cubrir cualquier posible baja durante un partido.

Esto supone para los nuevos jugadores un cambio de hábitos y de modo de trabajar si se prolonga. Diferentes horarios de entreno y partido, diferentes compañeros, diferentes relaciones, etc. Un técnico diferente, una manera de entrenar, tácticas, técnicas nuevas que hay que asimilar y saber adaptarse a las nuevas características del entrenamiento, y posteriormente, si es necesario, estar preparado para la competición.

Normalmente, y como jugador que he sido, que te asciendan o te incorpores antes de tiempo a un categoría nuevo suele ser reconfortante. La sensación de que estás haciendo las cosas bien, que tienes nivel para estar más arriba, y normalmente asocias que lo de arriba es importante. Pero hay que saber manejar dichas situaciones y tener cuidado con las expectativas.

Por ejemplo, de cara al partido, aprender y saber estar en el banquillo, sabiendo que no tienes porqué salir y que tu participación es ayudar al equipo y al entrenador si la situación lo requiere.  O en un entreno, adaptarte a la tarea y adecuar tu ritmo y activación a las necesidades de tus compañeros.
No todos los jóvenes están dispuestos y mucho menos se les prepara para afrontar estas situaciones.

En un club donde hice prácticas, pude observar algunas situaciones con modificaciones en las actividades de los jugadores, y eso me llevó a pensar que es un tema que sería interesante trabajar  para las categorías, la relación entre jugadores y entrenadores.

Identificaré cuatro factores que pueden interferir y modificar la experiencia y desarrollo de dichas situaciones. Variables tanto en la percepción del entrenador como del jugador.

EL EFECTO ENTRENADOR

Tomaremos dos posiciones opuestas que puede adoptar el entrenador. Éste puede recibir al jugador como una ayuda, un miembro más del equipo integrado y un recurso más a tener en cuenta, o como un mero parche que ajusta y necesita solo  para seguir con sus trabajo y objetivo, sin tener en cuenta al jugador:

Necesito cumplir con mi trabajo/entreno

En este caso, el entrenador necesita al jugador para poder realizar su trabajo y cumplir sus objetivos.  No establece muestra de confianza, seguridad o apoyo en el jugador. El resto del equipo desconoce la situación del nuevo jugador. El entrenador sabe lo que necesita, pero no se interesa por las necesidades del jugador.
Corremos el riesgo de que centre sus pensamientos y pautas en aspectos negativos, tipo cómo evitar que la incorporación pueda afectar negativamente a su equipo (si no responde bien lo quito; no tengo que enseñarle los ejercicios, que espabile;  que no entorpezca al resto; no le dejaré ningún responsabilidad ni las tareas más importantes, etc.). Indicaciones justas para que el jugador cumpla y permita el trabajo del resto del equipo. No hay una preocupación ni interés por el desarrollo del jugador.
Al finalizar la incorporación, nos olvidamos de mantener una conversación o feedback sobre lo sucedido con el nuevo jugador.

El equipo te necesita

El entrenador es consciente de la situación del jugador, tiene claro porque esa nueva incorporación está allí, cuenta con el jugador para realizar sus ejercicios, entrenamientos y planes de partido, así como también informa al resto del equipo. Sabe y comunica al jugador que el equipo le necesita, y se interesa por saber que necesita el nuevo jugador. Ayuda en la incorporación del jugador y se preocupa por su estado y actividad durante la realización de las tareas y ejercicios.  Es capaz incluso de delegar algo de responsabilidad en el jugador e importancia en las tareas si el equipo lo necesita.

Es importante pues, que en este caso el entrenador transmita al jugador confianza, seguridad, el apoyo y directrices necesarias para que dicho jugador reciba esa sensación y entienda que es lo que espera el entrenador de él, y pueda actuar en consecuencia.

Un feedback al finalizar la sesión o estancia será beneficioso para el jugador para poner en común la experiencia y ser de utilidad en un futuro.  El entrenador también obtendrá más tacto para futuras ocasiones o jugadores.

El ENTORNO DEL JUGADOR

Independientemente de la postura del entrenador, los efectos de un cambio de este tipo sobre el jugador, pueden ser de efecto positivo, o negativo.  Veamos que puede influir en esa percepción o aprendizaje.

En positivo

Objetivamente, consideraríamos un efecto positivo en el jugador aquellas situaciones en las que experimenta nuevas relaciones sociales y nuevos compañeros que le ayudan a desarrolla un avance como compañero y persona, con técnico y compañeros, supone un crecimiento y nuevas maneras de entrenar, capacidad de gestionar nuevos hábitos, jugar y aprender del deporte. Es capaz de establecer unas pautas y posterior consenso con el entrenador, está conforme con las condiciones que este propone, las acepta y sabe cuál es su papel y está dispuesto a ayudar al equipo.  Esto supone un crecimiento y efecto positivo en nuestro jugador.

A nivel individual, queremos que  la experiencia se ajuste a las necesidades y objetivos que se había planteado o con los que había llegado a un consenso con el entrenador. Adapta sus  habilidades a la nueva manera de trabajar,  y eso provoca un aprendizaje que posteriormente podrá utilizarlo para favorecer sus oportunidades y rendimiento en un futuro. Nos interesa que el jugador haya aprendido algo nuevo, por mínimo que sea puede significar mucho: una manera de trabajar,  una percepción distinta de un equipo, un esfuerzo u objetivo nuevo que deba implementar, etc.

En negativo

Puede surgir la lo contrario, que dicho jugador reciba esta situación como algo negativo y no salga favorecido de la experiencia. Puede que porque desde un principio está disconforme con la situación, o porque la experiencia no ha cumplido sus expectativas.

A nivel general, las relaciones y nuevo entorno del jugador no son bien recibidos y no acaba de integrarse en el equipo, esto puede afectar a su rendimiento en entrenamientos y en la competición. Pueden surgir efectos desadaptativos en los que le jugador no consiga establecer unas pautas y adaptarse a los nuevos hábitos entorpeciendo su trabajo y el del equipo.  Dichos problemas, pueden verse agravadas si el entrenador no interviene en favor del jugador o muestra un acercamiento apartándolo y profundizando aún más la sensación de fracaso del jugador.

Independientemente del tipo de entrenador,   los objetivos y necesidades diferentes del jugador pueden crear diferencias y problemas a la hora de realizar los entrenamientos y ejercicios, y a la postre en el resultado y experiencia final

Si sus expectativas no se cumplen, el jugador se verá abocado al fracaso y frustración. Además de que su función en el nuevo equipo no será productiva. Eso puede causar efectos negativos en su aprendizaje, y luego, afectar también a las decisiones que tome en relación a un equipo diferente.

Modificaciones a corto plazo y recursos a largo plazo

Es importante, hablar y conocer las emociones y sentimientos que tiene el jugador a la hora de un cambio en sus hábitos de entrenamientos. Lo que queremos, es que la experiencia sea positiva, por lo que debemos conocer a nuestro jugador, y también saber cómo puede el nuevo entrenador ayudarle. Del mismo modo, conocer al entrenador y saber cómo puede el ayudar el jugador al equipo.
Las diferentes posibilidades tienen que ser compatibles, tenemos que trabajar para que se den las condiciones adecuadas para todos los participantes. Desde el punto de vista formativo, las que nos interesan son aquellas en las que formación, aprendizaje, objetivos e intención del jugador al subir al equipo sean lo mas favorables para el.

La importancia de estas perspectivas es que  cualquiera que sea el plan que tenemos con el jugador, como técnicos debemos comunicárselo a él y establecer una conversación y un ambiente adecuado para que el trabajo sea positivo para las dos partes.

Es muy común al finalizar la actividad del nuevo jugador, tanto la sensación del jugador (no ha participado en el partido) como la del entrenador (no quiero esa actitud de negativa en mi equipo) acaban siendo malas sensaciones y por lo tanto, si no intervenimos ni nos comunicamos difícilmente sabremos que piensa el otro y podremos  llegar a solucionarlo.
Algunas ayudas podrían ser: hablar de objetivos, ponerlos en común y ver si puede haber un consenso entre técnico y jugador  para establecer objetivos comunes y alcanzarlos de la mejor manera.
Otra opción sería la de buscar las necesidades y motivaciones del equipo  y jugador, e intentar crear una situación favorable para las dos partes.

Por otro lado, cualquiera que sea la actitud del entrenador, esto no debe suponer una barrera para que el jugador pueda aprovechar y recibir dicha experiencia como positiva. Ante una situación adversa, anticipada o no, intentar sacar provecho y aprender lo máximo posible. Si adaptamos las expectativas en objetivos más operativos, dentro del nuevo marco y situación que se crea entre jugador y entrenador. Sacar de lo malo, lo mejor. Por eso es importante ayudar y ofrecer nuestra ayuda profesional a los jugadores en cualquiera que sea el caso que necesiten apoyo o refuerzo ante nuevas experiencias en el club.

Es muy fácil caer en la necesidad de los entrenadores y el club en conjunto, pero a veces se deja de lado las prioridades del jugador.
Conocer la situación de los jugadores, su entorno y estado para ver si es un buen momento para ellos es fundamental para su desarrollo y formación. Debemos plantearnos cuestiones como su implicación, qué opina de este cambio, ¿es un buen momento para él? ¿Es compatible con sus horarios/estudios, las nuevas rutinas supondrán un problema? Etc.
Yendo más allá, ¿Tienen libertad para expresarse y decidir? ¿Es el club/técnico que dictamina estas situaciones y movimientos de jugadores sin la opinión del jugador/padres etc.?

Una negativa puede suponer una imagen de no comprometerse con el club o equipo, y se deja de lado las razones o motivos por los que puede suceder esto. Y esto puede suponer no volver a confiar más en dicho jugador, o una desconfianza hacia su compromiso con el club, etc. Repercusiones que, si no se tratan o trabajan pueden ir a peor.

Tenemos que saber que los jugadores volverán a sus categorías y equipo, por lo que queremos que la nueva experiencia sea productiva y la vuelta a la anterior siga teniendo posibilidades y factores que puedan