En el mundo del deporte muchas veces se habla de probabilidades: de victoria, derrota, de éxito, de que suceda algún suceso, y otras hablamos de posibilidades, generalmente de lo mismo, pero me gustaría intentar expresarme y poder explicar en qué se diferencian estos dos conceptos, cuándo es aconsejable hablar de probabilidades y cuándo de posibilidades. Recordando la conferencia de Joan Vives “pensemos en posibilidades y no en probabilidades” en el postgrado,  y a partir de acontecimientos que he ido experimentando en el mundo del deporte, intentaré pues acercarme a cada uno de ellos y describir cómo creo que pueden trabajarse en el mundo del deporte y que opciones pueden tener los equipos.

Posibilidad

La posibilidad en el mundo del deporte es, en definitiva, aquello que puede ser o suceder, posibilidad es que algo pueda ocurrir, que sea factible, que existan elementos que permitan que algo suceda. Podemos hablar del grado de potencialidad en que dicho suceso pueda ocurrir.

La existencia de la posibilidad de un resultado, debemos recordar, quiere decir que también existen otros resultados. La realidad o nuestra percepción de ella no tienen que sostenerse en términos de todo o nada, sino que podemos vivir y experimentar diferentes situaciones y escenarios, hay posibilidad de que pasen y ocurran más cosas. Es importante este concepto, pues contemplar más de una posibilidad puede abrirnos caminos y opciones (o no cerrarnos) en el rendimiento deportivo.

La posibilidad de que ocurra y de que realicemos una buena competición, acción, tarea, respuesta, etc. ante distintos elementos y estímulos depende de las habilidades y del trabajo realizado por los jugadores y el cuerpo técnico y equipo en general. Es un conjunto de elementos que permiten al jugador y equipo realizar una respuesta óptima para diferentes situaciones. Por ejemplo, en una eliminatoria, el obtener un resultado muy favorable en la ida, no debe hacernos pensar que no existe la posibilidad de caer eliminados, obteniendo un mal resultado en la vuelta. Otro ejemplo, un tenista, en el momento de recibir e intercambiar golpes con el rival, puede estar pensando en que elementos pueden darle más posibilidades de sacar de la pista al rival y obtener un golpe ganador.

La posibilidad no tiene por qué estar precedida de un suceso similar anterior, cada acción o intervención en el mundo del deporte puede ser diferente, y es importante que el jugador y equipo estén preparados para afrontarlo y adaptarse a las diferentes opciones que se les presentarán.
Una modificación de las circunstancias o elementos presentes puede reiniciar la posibilidad de un suceso, modificarlo, darle nuevas características, elementos en los que dirigir la atención y condiciones con los que el jugador o equipo trabajarán. Quiero decir, que trabajar y entrenar sus capacidades de atención, concentración, control de activación, etc. está dando a los equipos mayores opciones a conseguir sus objetivos.

Cuando en la acción de Piqué hablo sobre cómo, pudiendo incorporar nuevos procesos cognitivos, atención, inducción/disuasión en una jugada, aumentaba sus posibilidades de éxito, me refiero exactamente a eso, que al incorporar elementos  y recursos se está abriendo un nuevo marco de posibilidades, posibilidades de tener éxito y cumplir objetivos.

Probabilidad

La probabilidad,  es  la mayor o menor posibilidad de que ocurra un determinado suceso o situación. Ésta establece una relación entre el número de sucesos favorables o deseados  y el número total de sucesos posibles. Cada uno de los resultados obtenidos al realizar un experimento recibe el nombre de suceso elemental.
Este suceso, forma parte pues de un conjunto de sucesos, que entre todos, determinan la probabilidad de que dicho suceso “X”  o “no-X” aparezca, o un suceso “Y”, etc. De este modo, se crea pues una estadística, una aproximación en % sobre la posibilidad de que algo ocurra. Probabilidad es la frecuencia o el % en que ese suceso pase.
Para variar la probabilidad debemos añadir más muestras o elementos similares, realizar más relaciones, más número de ensayos que modifiquen ese %, etc.
Si variamos o modificamos las condiciones, elementos que interfieren, características de los factores que intervienen, no estamos modificando la probabilidad (por lo menos, no comparable a la anterior), sino que estamos modificando la potencialidad del suceso, la posibilidad.

Creo que es importante que las entidades deportivas y equipos conozcan o asimilen estos elementos para poder integrarlos en su manera de trabajar y afrontar competiciones. Por eso, creo que vale la pena diferenciar dos tipos, en la manera que los entiendo, sobre probabilidad. La probabilidad teórica y práctica/real.

La probabilidad teórica es aquella que según la información, los datos, nos dice cuanta probabilidad hay de “x” suceso. Por ejemplo, si tenemos 10 esferas, 5 azules y 5 rojas, la probabilidad teórica de coger una u otro al azar de entre las 10, es del  50%.

La probabilidad práctica o real, es la que creo en que debemos basarnos en nuestra experiencia para posteriormente tomar conciencia de nuestras posibilidades. Si en el ejemplo de antes, realizamos el ejercicio 10 veces, pero conseguimos 6 azules, y 4 rojas. Nuestra probabilidad práctica/real, es de 60 – 40. La que nosotros hemos experimentado.

Las trampas de la probabilidad

Pensar en probabilidades puede traicionarnos y volverse en nuestra contra. Lo es más si pensamos de forma teórica, al pensar en probabilidades estamos depositando nuestro trabajo a unos números, estadísticas y dejamos que actúen por inercia e interfieran en nuestra manera de percibir y trabajar.

El ejemplo de las bolas anterior puede ser un momento de dudas, debemos decidir si nuestra probabilidad es del 50 o del 40.
En dicho ejemplo parece que no haya mucho debate, pues el azar juega un papel demasiado importante (por no decir completo), pero y si en vez de bolas, estuviésemos hablando de resultados deportivos, de ejecuciones de acciones grupales e individuales durante una competición, etc.  Esto puede afectar a nuestra manera de trabajar y de valorar los resultados.

Las probabilidades son estadísticas, números frecuenciales y estimaciones. Muchas veces me hago la pregunta ¿qué fue antes, la estadística o el resultado? ¿En qué debemos basarnos a la hora de desarrollar nuestro ejercicio?
De los resultados, acontecimientos y sucesos elementales obtenemos una estadística y por lo tanto nuestro ejercicio se tendrá en cuenta, tenemos potencial para intervenir, ¿o es de una estadística que estimamos  los resultados y determinamos lo que sucederá, privándonos de nuestra intervención?

Considero que estas dudas son más que razonables, y pueden surgir en la mente de los deportistas o técnicos, e influenciar a la hora de plantear competiciones y momentos importantes durante sus temporadas o actividades deportivas.
Un equipo que viene de un resultado negativo, y todas las estadísticas están en  contra suya, ¿debería rendirse? ¿Deberían dejar que los números hablasen y actuasen por ellos? ¿O deberían luchar por intentar ser un nuevo dato, un nuevo suceso que pueda modificar esa probabilidad ya creada?
Lo que quiero decir es que debemos ser inductivos, sobre un % establecido, la incorporación de nuevos datos lo modifican. Seamos capaces de no dejarnos encerrar por las estadísticas,  capaces de crear más alternativas, de abrirnos opciones y nuestro abanico de posibilidades.  Si podemos intervenir en esa estadística, pensemos en posibilidades y no en probabilidades.

Pensar en posibilidades, no me impide valorar todas las probabilidades ni ayudarme de estas.

Cuando uno piensa en probabilidades, se está refiriendo y basando a las estadísticas existentes para justificar o defenderse de sus actuaciones, pensamientos o maneras de afrontar una competición.
Tener X% de algo, nos induce, involuntariamente a pensar en términos de probabilidades, y a actuar en consecuencia. Si tengo 90% de éxito, menosprecio el fracaso, y puedo cometer el error de no prepararme dicha situación. Del mismo modo, si tengo 10% de éxito, puedo estar condenándome y abandonar solo por las barreras que creo tener enfrente. Pensar en probabilidades, es encasillarnos y etiquetarnos, limitándonos dentro de un amplio espectro de posibilidades sobre nuestra situación y opciones.

Pensar en probabilidades no me permite explorar todas las posibilidades.

Mejor tener posibilidades

Este año sucedió algo que nos sirve de ejemplo. En el partido de cuartos de UCL, Barcelona- PSG (la ida fue 4-0 a favor de los franceses). La noticia ya es engañosa, pues hablan de posibilidades, cuando potencialmente existen, deberían hablar de probabilidades. Nunca se había remontado una eliminatoria, había muy pocas probabilidades de remontarla, qué digo, había 0%!.
El PSG, estaba pensando en probabilidades, “no puede pasar”, olvidaron la potencialidad de los hechos, y se ciñeron a las probabilidades de los sucesos contemplados hasta ese momento. Nunca creyeron que podía pasar. No estaban preparados para verse por detrás del marcador, ni de la eliminatoria.
Al final, no estaban tampoco preparados para aceptar ese resultado. El árbitro, la suerte, cualquier motivo, que queramos o no, interfieren y participan en el transcurso de una competición, para escudarse y decir que la probabilidad se había roto por factores externos. Cualquier motivo para justificar esa situación. La probabilidad del 0% se rompió porque hubo algunos que creyeron en sus posibilidades, y no en sus probabilidades.

Desde el punto de vista del F.C. Barcelona, debemos decidir si nuestra probabilidad es del 0%, no tenemos nada que hacer ni por lo que pelear, o nuestra probabilidad aún está por demostrar, nosotros tenemos la última palabra. Pensando en posibilidades, existe potencialidad de que suceda y podemos efectuar un cambio y establecer nuestra propia probabilidad (como en el caso de las bolas azules/rojas).

Pensar en posibilidades no nos impide ni nos pone barreras a la hora de afrontar las diferentes situaciones que podemos sufrir o participar en las diversas competiciones o entrenamientos. Partimos de la base que, toda situación es potencialmente posible, no pensamos en % ni probabilidades, sino en que si una situación es posible que suceda, debemos estar dispuestos a trabajarla, afrontarla, pelearla y aceptarla.
Al pensar en posibilidades no estamos dejando de lado ningún hecho potencialmente existente, no tomamos partido por un bando en concreto. Si sabemos que perder es una posibilidad, entrenaremos y estaremos preparado para afrontar dicha situación, del mismo modo, que sí sabemos que ganar es muy complicado, también estaremos preparados.