Enlazado con el tema anterior, veamos cómo podemos mejorar esas cualidades y aspectos que tan importantes son en entrenamientos y competiciones. Entremos más detalladamente en la preparación y como aumentar el rendimiento de los deportistas ante diversas situaciones/tareas, trabajando con los focos de atención, la concentración y la activación y equilibrio físico.

Focos de atención

Gracias a los focos de atención, podremos ayudar y guiar a los deportistas a mejorar la capacidad de atención en el momento de dirigir sus esfuerzos, movimientos y actuaciones. Queremos facilitarles la orientación de su atención, el mantenimiento de dicha atención y la capacidad de regularla. Para ello, es muy importante saber diferenciar entre dos niveles, la atención puede variar en cantidad  e intensidad (cualitativa). Por un lado, cuántos elementos pueden los deportistas realizar sin que interfiera en su funcionamiento o desarrollo de actividad estándar ni se vean resentidos en el desarrollo de la actividad.


Algunos autores  y estudios la han marcado en una media de unos cuatro ítems/objetos al mismo tiempo. Pero eso puede variar según el deportista, por lo que las diferencias, características y progresión individuales marcarán un poco la pauta y evolución respecto este aspecto. Lo que debemos intentar, es que los jugadores, sea cual sea el número que controlen, lo hagan en unas óptimas condiciones, sin crear una sobrecarga, en ese caso, mejor trabajar con menos objetos y elementos.

Por otro lado, la atención puede variar en cuanto a la calidad, detalles y características de los distintos objetos. Este nivel cualitativo también puede influir en la carga que significará para el deportista y su posterior ejecución, por lo que, como en amplitud, deberemos encontrar un punto óptimo y donde el jugador pueda trabajar con eficacia.

Algunos conceptos que intervienen a nivel cualitativo de la atención serían: contigüidad, complejidad, disparidad, orden, probabilidad, variabilidad, generalización, inhibición, etc.

Dentro de la calidad otras características de los focos de atención son la amplitud y la dirección (2).

 

Estas cualidades modifican, trabajan y desarrollan diferentes situaciones que el deportista debe evaluar, trabajar y adaptarse para incorporar una atención correspondiente a la tarea u objeto. Algunas técnicas ya conocidas, como el uso de palabras clave, pueden ayudar a los deportistas a mantener el foco de atención concreto y adecuado (efecto túnel). Así mismo, el estado del jugador (cognitivo y a nivel físico) también es un indicador y elemento que puede interferir en la atención, y al fin y al cabo, en la concentración de los jugadores (distraído, relajado, confiado, etc.).

Sabiendo la teoría, lo importante es pues disminuir la cantidad innecesaria de focos de atención, y adecuar la calidad de los mismos, aprender a detectar estímulos relevantes y que ayudan en el funcionamiento y ejercicio de los deportistas, dejando a un lado los irrelevantes, del mismo modo que los deportistas aprenden a saber cuándo trabajar con la amplitud y dirección. Esto implica que el deportista deberá observar, discriminar y reconocer, para luego tomar una decisión.
Eso implica que el deportista tendrá que haber integrado y adquirido una formación previa sobre los elementos y nuevos conceptos con los que tendrá que trabajar, de aquí la importancia de una buena formación por parte de los técnicos y entrenadores. Démosles recursos y ayudas para que tengan más opciones y herramientas a la hora de afrontar las instrucciones del entrenador y sepan evaluar una situación determinada y puedan resolverla ellos mismos.

Y los focos de atención, ¿para qué?

El aspecto que va muy ligado a los focos de atención, es el de los tiempos de reacción. Un trabajo que se puede realizar en los jugadores, es el aumento de las posibilidades de reacción y al mismo tiempo la disminución de los tiempos de reacción de los jugadores ante estímulos y diversas situaciones, es decir, la capacidad de responder lo más rápido posible ante un movimiento, cambio de ritmo, elemento o aspecto que se ha modificado en su área de atención y concentración.
Esto permitiría a los deportistas obtener una mayor rapidez y eficacia a la hora de adaptarse a las distintas situaciones de competición y a sus cambios y modificaciones.

El objetivo de trabajar con los focos de atención es que los jugadores conozcan cómo y en qué momento deben trabajar ciertos aspectos durante las actividades o tareas  (y aplicar la teoría adquirida). Es decir, en una situación concreta, conocer que focos son los más adecuados y como pueden estos ayudarles a conseguir sus objetivos.
Por ejemplo, un tenista puede observar los movimientos de cuerpo del rival, así como donde tiene puesta la vista (utilizando un foco de atención externo-estrecho), para poder intuir hacia donde ira el siguiente golpe, y de este modo poder reaccionar de manera más rápida (gracias a la atención puesta) al golpe.

A partir de aquí, la idea es trabajar y aumentar las diferentes opciones / reacciones que el deportista puede tener, pasando de solo la atención puesta en un elemento/objeto a cuantos pueda soportar. Elaborar y trabajar procesos donde podemos mantener un foco atencional correcto para más de una situación a la vez. Es decir, entrenar y aprender a mantener diferentes puntos de atención, focos atencionales simultáneos para trabajar respuestas y reacciones óptimas.

Realizar un entrenamiento progresivo donde el deportista ejercite  su mente para poder controlar más elementos e ítems al mismo tiempo, con unos niveles óptimos de atención, activación y concentración.

Nivel de activación y posición

Nuestra activación, es la ayuda fisiológica, el motor de nuestro cuerpo que nos ayudará a poder establecer una buena relación y un buen trabajo con la parte cognitiva/psicológica. Necesitamos que nuestro cuerpo responda correctamente, cuándo y cómo queremos antes las señales que nuestro cerebro le da, por lo tanto, una activación correcta es tan importante como una concentración y  un trabajo con los focos de atención correctos.

Por ello, es importante explicar y dar a entender a los jugadores de que se trata la activación, para que les sirve y como pueden trabajar con ella. Junto con esto, un ejemplo de tres directrices (1) que los deportistas podrían tener a la hora de trabajar su nivel de activación.

1-Definir intervalo óptimo de activación para cada tarea

2-Aprender a leer tu nivel de activación actual

3-Aprender a ajustar tu nivel de activación

 

Una vez el deportista es consciente de que opciones y posibilidades le da el mantener una activación adecuada, debemos enseñarles y que aprendan a utilizar diferentes métodos y pautas para dicho objetivo: relajación/activación, formación  y conocimiento de situaciones de estrés, ansiedad, etc.

Otro aspecto a nivel físico es el del posicionamiento del cuerpo. Me refiero a dicho posicionamiento del cuerpo en cuanto a la capacidad del deportista de mantener el cuerpo en una postura y tensión adecuada para afrontar la situación, tarea y la aplicación de las tomas de decisiones en cuanto a la reacción y anticipación de los acontecimientos.
Es muy importante también  que el deportista sepa mantenerse y estar en la situación óptima físicamente hablando. No sirve de nada (o no rendirá igual) si aun teniendo una buena preparación cognitiva y pudiendo mantener un foco de atención adecuado, no está a un buen nivel de activación ni tampoco estamos en sintonía o bien colocados, y el deportista no mantiene un posicionamiento físico respecto a los requerimientos y necesidades de la situación.

La concentración

La concentración deberá ser el proceso que en este caso, los deportistas ejecutarán y realizarán a la hora de unir los elementos de atención, activación y posicionamiento para afrontar, a nivel global, las situaciones de competición.
Deberán estar concentrados en el total de la situación. No solo en un elemento o solo en un punto de atención. No  solo en cómo están colocados o qué nivel de activación tienen en dicho momento. No solo teniendo en cuenta lo que les pasa por la cabeza, ni tampoco donde tienen los pies colocados. En todo esos aspectos que engloban la situación concreta y determinada de aquel momento.

A nivel cognitivo, debemos aprender a estar atentos a todos aquellos puntos, objetos o elementos en los que trabajemos los focos de atención  (trabajar con  los diferentes focos de diferente naturaleza simultáneamente para poder reaccionar adecuadamente). Aprender a fragmentar nuestra concentración en varias partes las cuales serán focos de atención que controlaremos.

La idea es no reducir la concentración aun solo punto, sino ampliarla a una actividad o situación. Dentro de esta concentración, detectar los diferentes puntos de atención, y poder expandir y trabajar en diferentes objetivos al mismo tiempo, estando concentrados en la actividad y atentos (trabajando los focos de atención) para poder dar, junto a una buen activación del cuerpo, una buena respuesta / tiempo de reacción.

A nivel físico, el nivel de activación y la postura del cuerpo serán también factores determinantes de cara a poder actuar ante aquellos focos de atención que hemos trabajado y en los que estamos atentos.

Encontrar un equilibrio

Recorriendo un camino ascendente, a partir de los objetos y elementos, el deportista trabajará tantos focos de atención como crea conveniente y pueda soportar, esta atención activará y pondrá en alerta su activación y concentración. Contra más focos de atención y más intensidad, mayor será el desgaste y fuerza de concentración, así como las posibles variantes de su activación. Contra más trabajados y entrenados estén estos tres aspectos, más opciones y posibilidades tendrá sobre la situación, a la vez que más controlabilidad.

Pero hay también un camino descendente. El equilibrio cognitivo y físico los que permitirán a su vez trabajar a los deportistas los focos de atención con mayores posibilidades y opciones.

Equilibrio porque el deportista debe aprender a compensar sus recursos (cognitivos y físicos) para afrontar las situaciones y tareas de la manera más eficiente, dándole más posibilidades y opciones de éxito.
Para cada actividad, necesitarán estar concentrados,  y para cada estímulo o elemento relevante deberán tener una atención adecuada, aplicando de una manera u otra los diferentes focos atencionales. Del mismo modo, también deberán trabajar su activación y equilibrio del cuerpo. Esta activación deberá estar en sintonía con la concentración, y ese equilibrio les permitirá trabajar los focos de atención mucho mejor, y por ende, llegar a unos resultados de reacción y tiempos de reacción más eficientes y competitivos.

Nuevas metas

Hemos hablado de cómo trabajar y ayudar a los deportistas en los tiempos de reacción, trabajando los focos de atención, su activación, la concentración y encontrar un equilibrio.
Hemos hablado de que podría ser posible aumentar esa atención y actividad a más de un elemento. Pues es hora de entrenarlo y de aumentar sus posibilidades y numero de opciones a la hora de reaccionar ante las diversas situaciones y actividades durante una competición, realizando los trabajos y ejercicios necesarios.

Hay un concepto que va más allá de la reacción, y ese es: la anticipación. La reacción ante un estímulo no presente.
¿Podríamos trabajar, con el mismo esquema y jerarquías, la anticipación, reduciendo cada vez más la reacción en favor de esta? ¿Qué significaría para el deportista? ¿Cómo influiría en el entrenamiento y rendimiento?

REFERENCIAS/BIBLIOGRAFÍA

(1)Pep Marí. (2017). Liderar equipos competitivos. Barcelona: Plataforma Editorial, 66-67.

(2)Nideffer, R. M. (1976). The inner athlete: Mind plus muscle for winning. San Diego: Enhanced Perfomance Assoc.