Hace unas semanas, durante un partido de benjamines, ocurrió una situación poco común. El árbitro en un momento al final del partido (con el resultado ya decidido por lo que comenta alguien que presenció el partido) ayudó a colocar la barrera al portero del equipo que iba perdiendo.

Queda claro que para algunos es un acto merecedor de aplauso, para otros algo indiferente, para unos pocos, de críticas negativas.

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