Parecía improbable, pero no imposible. La mayoría nos quedamos sorprendidos cuando el seleccionador anuncio que sería el próximo entrenador del R.M., y un día después era destituido con el anuncio de un nuevo seleccionador. En unas 24 horas, la selección de fútbol, a un día de empezar el mundial, a dos de su primer partido, se quedaba sin el seleccionador, el “capitán del barco” y aquel que había seleccionado, confiado, entrenado y desarrollado a los jugadores siguiendo una preparación específica para los partidos. Una situación que puedo suponer dificultades y problemas a un equipo que no ha estado bien entrenado ni preparado.

Me gustaría comentar y, en medida de mis capacidades dentro de la psicología del deporte, analizar qué impacto y efecto podría haber tenido en el rendimiento del equipo las diversas situaciones que se han ido dando o se podrían haber dado.

Como comentaba, la situación que se ha dado parece un buen momento para potenciar y destacar la importancia del trabajo y concepto de labor mental, es decir, cómo la psicología deportiva puede ayudar e interferir de manera productiva y beneficiosa tanto en los deportistas como el cuerpo técnico, en un momento como el dado en el que la figura de coach se ha visto afectada.
La dirección, la confianza, manera de trabajar, analizar, comunicar, etc y un sinfín de conceptos y diferentes procesos (pensamientos, emociones,etc) se han podido ver modificados, no solo por lo que respecta al seleccionador, sino en la relación seleccionador-jugadores, y jugadores-jugadores.
Cada vez que aparecen situaciones donde existe y hay cambios en el comportamiento, conducta, emociones, etc. es un buen momento para explicar que la psicología puede intervenir para el beneficio de todos.

Diferentes situaciones, objetivo similar

Cuando hablo de obstáculos, me refiero a la posibilidad de que aparezcan más dificultades o variables y estás interfieran en el objetivo y trabajo principal de la selección en su conjunto.
Esta claro que se pueden trabajar y gestionar dichos osbtáculos, y si tienen que ver con pensamientos, emociones y conductas es una trabajo que la psicología puede ayudar mucho.
Por ello, analizaré tres situaciones que se han dado o se podrían haber dado en cuanto a la situación del seleccionador y de los deportistas se refiere, y algunos ejemplos de cómo se podría trabajar o dónde intervenir.

a) El seleccionador sabe que su futuro después del mundial será entrenar al R.M.

Cuando el seleccionador se compromete con otro club, mientras tiene en proceso un trabajo pendiente, existe la posibilidad de que varios factores o elementos, tanto internos como externos afecten a su trabajo.
En cuanto a elementos externos, puede sentir presión o influencias por parte de otras entidades. En ese momento la integridad, el control emocional y de pensamientos es muy importante para no verse influenciado ni alterado, trabajar y centrarse en aquello que le impida desviarse del plan de trabajo y desarrollo adecuado tanto del rendimiento óptimo de sus jugadores como para cumplir los objetivos que no han variado.

A nivel más interno, creo que lo importante es la capacidad y confianza del propio seleccionador en no dudar de su profesionalidad, compromiso y capacidad de gestión, puesto que la situación no excluye la voluntad de seguir con el trabajo manteniendo las competencias requeridas para cumplir los objetivos.
También será importante el control de la situación y la gestión de sus pensamientos y emociones de manera que no altere sus conductas perjudicando su labor al frente de la selección. Reforzar procesos como la comunicación y los pensamientos sobre sus jugadores es un trabajo que un psicólogo deportivo puede ofrecer.

b) Se anuncia el futuro del seleccionador

Una clara diferencia con el caso a), es que el seleccionador ha perdido parte del control sobre la situación. Ya no depende de sus procesos de pensamiento, emociones y conductas, sino que también intervienen los de los demás.

En el momento que se conoce la noticia, la situación ha pasado de depender de la profesionalidad, compromiso, control de la situación y capacidad de gestión de una persona (el seleccionador) al resto del equipo y concentración.
En esta situación el seleccionador debe no solo trabajar lo anteriormente mencionado, sino que ahora se añade el grupo de deportistas y compañeros que trabajan con él, esto es, debe intentar evitar la distracción de su grupo de trabajo y equipo.
Y, contra más personas, más posibilidades de tener que corregir el rumbo grupal o corregir diferentes aspectos individuales y elementos que no ayuden a la consecución de los objetivos.

La buena noticia, es que nuevamente el psicólogo deportivo puede ayudar a gestionar y trabajar estos procesos donde el coach no llega. Trabajar procesos de comunicación, pensamientos, emociones y motivaciones de los deportistas también sería conveniente y beneficioso para el desarrollo y consolidación de objetivos, por ejemplo.
El echo de trabajar con los diferentes deportistas y miembros del cuerpo técnico implica que el psicólogo deberá tener en cuenta todas las variables y elementos que intervienen y afectan a los procesos de cada integrante de ese equipo.

c) El seleccionador es destituido y uno nuevo está al cargo

Este caso supone un cambio más delicado en cuanto a las relaciones se refiere. Ahora, las relaciones entre seleccionador y deportistas, con los procesos que ello conlleva, son nuevas, distintas y con la necesidad de establecerlas y encontrar aquel equilibrio.
Algo que suele ocurrir en situaciones nuevas y cambios, es la aparición de dudas, lo que puede llegar a producir inestabilidad y acabar en estrés si no se resuelven o se abordan.
Una manera de trabajar desde la psicología sería enfocar la situación del estrés (afrontándolo directamente o desde una perspectiva más de aceptación) o trabajar sobre estas dudas.

Para reducir el impacto y la aparición de esas dudas es importante establecer un método de trabajo consensuado entre técnicos y deportistas. Cuestiones de liderazgo, cohesión y confianza, establecimiento de objetivos, relaciones y comunicación, expectativas y capacidades competitivas que tanto el seleccionador como el resto de deportistas quieren potenciar. También añadiría la importancia de gestionar el concepto de lo que significa competir para el equipo. La capacidad de adaptación, resolver situaciones difíciles, tomar el control y rendir bajo presión entre muchas interpretaciones. En definitiva, intentar igualar el nivel de compromiso y consensuar el sacrificio sobre un modo de vivir la competición y el deporte.

Por último, es una buena oportunidad para evaluar y demostrar el nivel del equipo respecto al empoderamiento. ¿Los jugadores tienen la responsabilidad, capacidad, control y habilidades para gestionar esta situación y saber adaptarse sin el mismo entrenador?. Esto es, saber realizar y proseguir con el trabajo adecuado y trabajar por los objetivos sin la necesidad de tener un coach o guía encima (lo cual no quiere decir que no sea necesario, conveniente y de ayuda, pero ante situaciones así, dar más control y herramientas a los deportistas puede suponer una facilidad para superar algunas adversidades).
E aquí la importancia de saber empoderar y dotar de recursos a los propios deportistas.